[Castellano]
Pluralismo cultural.
El pluralismo es un requisito en la vida social democrática. No hay democracia si no se reconoce y respeta el pluralismo de ideas, de culturas, de formas de relación social, etc, que coexisten en un territorio.
Aragón, como la mayoría del planeta, es un territorio históricamente multicultural, que hoy también está integrado por personas de diferente origen nacional, cultural, religioso o étnico.
El respeto al pluralismo cultural que propone Apoyo Mutuo es una condición para alcanzar la democracia. Y se desarrolla mediante una valoración positiva de la diversidad, el rechazo a las propuestas de asimiliación o pérdida cultural (como el supremacismo), el tratamiento a todas las culturas en igualdad y la eliminación de toda discriminación por razones de diferenciación étnica o cultural de las personas.
Apoyo Mutuo trabaja para que además de igualdad y respeto a la diversidad cultural, se produzcan relaciones positivas y de colaboración entre los diferentes grupos culturales. Poniendo el énfasis en todo lo que nos permite vivir mejor a todas y todos, en cualquier cultura, y no en lo que nos diferencia.
Nos movemos por un principio de: la promoción sistemática y gradual, desde cada organización social y territorial, de espacios y procesos de relación activa y positiva, que vayan abriendo y generalizando relaciones de confianza, reconocimiento mutuo, comunicación efectiva, diálogo y debate, aprendizaje e intercambio, regulación pacífica del conflicto, cooperación y convivencia.
Es importante distinguir entre el respeto por las personas y el respeto por las acciones. Los Derechos Humanos son inalienables. Y la dignidad e igualdad de todas las personas siempre deben respetarse. Pero existen límites al respeto que debe otorgarse a sus acciones: como las que violan los principios fundamentales de los Derechos Humanos. Las acciones que violan estos principios no deben ser toleradas por un mal entendido “respeto a la diversidad cultural”.
Pluralidad lingüística.
La diversidad es una condición para que exista la vida. La uniformidad cultural o lingüística, por tanto, no son un hecho natural, sino el resultado de un ejercicio de poder, en el que hay unas personas dominantes y otras dominadas.
En Aragón, como en el resto del planeta, la diversidad cultural, religiosa y lingüística ha sido una realidad desde que este territorio recibió ese nombre. Pero ayer, como hoy, esa diversidad no ha sido aceptada ni respetada por quienes han ejercido el poder, primero con instituciones propias, y ahora con las establecidas por el poder central del actual estado español.
Hoy, la única lengua oficial en las instituciones públicas aragonesas es el castellano. Ni el aragonés ni el catalán, lenguas habladas desde hace siglos en muchas de nuestras comarcas, tienen todavía el reconocimiento legal que garantice su supervivencia. Por lo que sus hablantes sufren una discriminación en el acceso a sus derechos civiles, acreditada por instituciones internacionales como el Consejo de Europa.
A semejanza de lo que ocurre con las lenguas tradicionales en territorios europeos próximos, esta desigualdad de derechos civiles forma parte del régimen monolingüe impuesto jurídica y culturalmente por el estado-nación, en nuestro caso el español: toda lengua diferente al castellano es considerada inferior, secundaria, ajena, divisora, etc.
Este rechazo y estigmatización de la diversidad lingüística y cultural afectan igualmente a miles de aragonesas que hablan romaní, rumano, árabe, amazigh, wolof, mandarín, quechua y otras muchas lenguas que han traído con ellas durante las migraciones internacionales de este comienzo de siglo.
Las actuales políticas públicas no tienen como objetivo dejar atrás el régimen monolingüe, ni reconocer sus derechos a las aragonesas que hablan alguna lengua distinta a la única oficial.
El Plan Integral de Gestión de la Diversidad Cultural del actual Gobierno de Aragón no dedica ni una sola medida a las lenguas y las acciones de la Dirección General de Política Lingüística:
- Carecen de transparencia y no se enmarcan en un Plan de Normalización Lingüística.
- No permiten la participación activa de las hablantes de aragonés y catalán.
- No contemplan al resto de las lenguas presentes en Aragón.
Ante esta situación, Apoyo Mutuo trabajará para incentivar las iniciativas sociales que:
- Promuevan el respeto a la diversidad lingüística y cultural.
- Así como el reconocimiento jurídico del multilingüismo del país y la oficilialidad de las lenguas minorizadas.
- Realicen un censo y un mapa lingüísticos, que permitan conocer cómo se distribuyen en el territorio las hablantes de todas las lenguas.
- E incluyan el multilingüismo en todas sus acciones y servicios, y de forma prioritaria en la educación y los medios de comunicación.
Estos pasos son irrenunciables para cualquier política lingüística democrática e intercultural, que aspire así a normalizar la presencia del multilingüismo en el paisaje lingüístico aragonés.
Como cualquier política pública radicalmente democrática, esta política lingüística debe ser gestada, planificada y gestionada por las personas a las que se dirige. Conocedoras del abandono del uso de muchas de esas lenguas dentro de nuestras familias, Apoyo Mutuo incidirá en la prioridad de las políticas que apoyen la transmisión intergeneracional de todas las lenguas presentes en el territorio.
Como organización política, Apoyo Mutuo se compromete a:
- Utilizar todas las lenguas que le permitan su inserción en la sociedad aragonesa, tanto para comunicarse con sus militantes, como con otras personas del territorio en el que estemos implantadas.
- Promover la inserción en la organización de personas que defiendan la diversidad lingüística, dentro del paradigma del pluralismo cultural.
- Establecer un encuentro anual de militantes implicadas en la defensa de la diversidad lingüística.
- Rechazar públicamente las agresiones a la diversidad lingüística.
- Y participar en los foros y espacios políticos donde se trabaje para defender esta diversidad.